Iniciar un nuevo año con propósitos claros siempre será beneficioso para quien se lo plantea y aún más, si estos propósitos se llevan a la acción a través de metas a corto, mediano o largo plazo.
Desde muy temprana edad es importante que las personas inicien la construcción del proyecto de vida. No necesariamente se construye éste en la edad adulta. De ahí que niños y jóvenes siempre cuenten con el apoyo de los adultos que están a cargo de su crianza: Fortalecimiento de la autoestima, donde se fortalece el amor propio, la autoconfianza, autonomía.
También es necesario el establecimiento de límites y normas, donde se aprende que la disciplina impartida y recibida con amor ayuda a una mejor organización y autorregulación. Cuando se cuenta con este estilo de crianza se genera en niños y jóvenes una mejor identificación de intereses y vocación para desarrollar a futuro.
Cualquier proyecto, no importa la dimensión o el alcance que tenga, conlleva a que quien lo planea y lleva a cabo, se sienta competente, de hecho, puede incluso ser utilizado como un factor protector para quienes presentan dificultades de tipo emocional.
El contar con un proyecto de vida incentiva a que las personas vivan la vida de manera estructurada, donde elementos como la organización, la disciplina, la perseverancia, y la toma de decisiones entre otros, conlleve al alcance de los logros, desde los apropósitos establecidos.
María Patricia Serpa
Psicoterapeuta