Dedicado a todas las valientes guerreras del cancer de mama en especial a dos grandes mujeres , Edilma Serpa Rodríguez y María Fernanda Mosquera Trujillo.
El diagnóstico de un cáncer es un golpe tan importante que provoca cambios en todas las áreas de la vida, obligando a dejar el proyecto vital y a hacer cosas que no estaban planeadas, como ir a múltiples médicos, pruebas y tratamientos que colocan a la persona en una situación de incertidumbre, inseguridad y sensación de pérdida de control.
El cáncer de mama, además, tiene un impacto en la propia identidad, el autoconcepto y la autoestima, por los cambios que genera en la imagen corporal, afectando además al rol femenino, social, maternal, sexual que ocasiona diferentes emociones y puede generar alteraciones en las relaciones sociales.
Todas las emociones que aparecen ante un diagnóstico de cáncer de mama se entienden como una reacción emocional adaptativa; es decir, una reacción normal ante una situación anormal. Estas emociones intensas ayudan a asimilar el diagnóstico, a afrontar la situación y a darnos cuenta de qué cosas necesitamos.
De manera que las emociones son nuestras aliadas, ya que facilitan la toma conciencia de las necesidades, ayudan a movilizar energía para el afrontamiento y permiten comunicar a otros lo que necesitamos.
¿Qué es normal sentir?
Ante el diagnóstico: confusión, angustia, evitación y sorprendente calma, tristeza sensación de que no es real, enfado.
Ante el tratamiento: ansiedad, dudas, indecisión, preocupación, apatía relacionada con el estado físico.
Al finalizar el tratamiento: desánimo, ansiedad, enfado, inseguridad por haber estado yendo a tantas citas médicas y que ahora no me tengan tan controlada, sensación de bajón físico por haber estado todo el periodo anterior en el esfuerzo y en la lucha activa, sensación de que se está peor ahora que durante el proceso médico.
Estas emociones son muy diferentes, pero entran todas dentro de lo normal, son esperables y lo habitual es que estén un periodo de tiempo y remitan después.
¿Qué puede ayudar durante el proceso médico?:
Identificar mis emociones, darme permiso para sentirlas y tratar de entender qué me están trasmitiendo.
Darme permiso para comunicar mis emociones o pensamientos a quien yo elija y en el momento que yo elija.
Centrarme en el aquí y ahora, en la etapa en la que me encuentro y el objetivo inmediato.
Continuar con los proyectos vitales y actividades gratificantes en la medida que mi estado físico lo permita.
Participar de manera activa en el proceso médico, pedir el tipo de ayuda que necesito a mis familiares, pedir a mi especialista la información que me interesa, implicarme en la toma de decisiones…
¿Cuándo pedir valoración con un especialista en salud mental?
Cuando la intensidad, frecuencia y duración de los episodios emocionales son excesivos y no consigo aliviarlos; por ejemplo, si lloro y después me siento aliviada, es que me está viniendo bien llorar; pero si lloro durante horas, no consigo que se me pase y no me alivio, ahí estoy teniendo una dificultad en gestionarlo. O con el enfado, si estoy irritable, es normal, cada uno necesita su espacio y si me ayuda a reflexionar y luego retomar la relación con los demás, me está sirviendo; por el contrario, si esto me genera conflictos en mi entorno y cada vez estoy más asilada, puede que tenga una dificultad.
· Cuando observo que mis estrategias de afrontamiento son muy rígidas y me dificultan adaptarme a la situación. Por ejemplo, no es lo mismo tener la información que necesito para tomar decisiones que buscar información para calmarme, pero no conseguirlo y entrar en la dinámica de leer y angustiarme más. O con la evitación, es normal todo el mundo evita, pero si se generaliza y dificulta la continuación de los tratamientos o comunicarme con mi entorno, pues ahí también hay dificultades.
Crecimiento personal
Algunas personas describen sentimientos de fortaleza y capacidad de afrontamiento activo, positivo y optimista. Sentimientos de los que no eran muy conscientes antes del diagnóstico porque no habían tenido oportunidad y se sorprenden de haber podido superar situaciones que no habrían imaginado. El proceso médico les ha permitido haber vivido momentos que ofrecen la oportunidad de enriquecerse y autodescubrirse.
También muchas pacientes describen un cambio en las prioridades de la vida y en las relaciones interpersonales, por ejemplo, menos dedicación por el trabajo, más disfrute situaciones cotidianas y aumento del autocuidado.
Pero este crecimiento personal no es un objetivo al que haya que llegar, ni lo experimenta todo el mundo, a veces ocurre con distinta intensidad, en diferentes etapas del proceso.