En la familia, la divergencia y la convergencia, pueden llegar a ser una fuente de malestar o bienestar, debido a que la familia es un grupo de personas formadas por una pareja (normalmente unida por lazos legales o religiosos), que convive y tiene un proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen.
Cuando dos cosas o varias tienen un punto de unión, se produce una convergencia, es decir, una confluencia, concurrencia o concentración, se dice que hay armonía. Lo contrario supone una divergencia o separación.
El conflicto familiar se origina, puesto que, en la convivencia de sus miembros, existen diferencias como la edad, el pensamiento y la forma de ver la vida… No es posible evitar estas diferencias en la familia, pero sí evitar que llegue a situaciones extremas que puedan ocasionar rupturas irreconciliables. Por tanto, es necesario buscar soluciones y acuerdos sostenibles en el tiempo, analizando cuales son las causas de las diferencias que surgen en una unidad familiar.
Las causas más comunes de los conflictos cotidianos son:
El conflicto se debe ver como una oportunidad de cambio y su resolución se puede lograr cuando:
Se recomienda buscar ayudas de terceros mediadores cuando los involucrados, no pueden entre ellos, aclarar sus diferencias y lograr su armonía familiar.
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